LOS CELOS

LOS CELOS

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Los celos normales se manifiestan como tristeza y dolor por la persona, ideal, proyecto, trabajo… que se cree perdido. Junto a esta tristeza y este dolor, aparece un sentimiento de ofensa al narcisismo y, por último, sentimientos hostiles contra la persona a la cual se considera rival, aquella que le arrebató a uno lo que “tenía” y, generalmente también, hacia la persona que siente que le ha abandonado. 
 
Por ejemplo, hay 2 compañeros en el trabajo que se llevan muy bien y desayunan juntos, llega un tercero y se empieza a ir a desayunar con uno de ellos, el abandonado se siente traicionado, excluido. Cuando uno se siente excluido está celoso y dice frases como: “no me habéis dicho nada”, “no me habéis avisado que ibais…”. 
 
Para sentirse excluido hay que sentir que no es posible sumar, que las relaciones son únicas, que si el otro tiene otra relación le descuida a uno. Esta concepción del “amor único” dificulta al sujeto el establecimiento de múltiples relaciones.
 
Estos celos, aunque los calificamos de normales, pueden desencadenar agresividad, deseos de venganza o culpa (cuando la persona que experimenta los celos se siente responsable de la “pérdida amorosa”). 
 
Los celos no son ni malos ni buenos en sí mismos, como cualquier otro sentimiento, son lo que cada uno haga con ellos. Pueden ser positivos, porque en los celos se desea algo que el otro tiene, por ejemplo: una relación con otro compañero, o un mejor puesto laboral, etc., y si se hace el trabajo necesario uno también puede conseguir aquello que desea. En este sentido los celos serían un motor. La competencia a veces, es una vía para el crecimiento. 
 

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