La intimidad

La intimidad

Comparte en tus redes

Sólo aparece lo íntimo cuando sabemos que hay otros que nos pueden mirar, ahí surge el celo por salvaguardar lo que se siente como una posesión que toma valor justo en el momento que creo que algo de lo mío tiene valor para el que mira o escucha.

El niño no tiene vida íntima, no tiene dentro y fuera, no distingue lo propio de lo ajeno, recuerden que nuestra mamá nos lo hacía todo, nos metía el dedo en el oído, nos lavaba todo, todo, todo… nos limpiaba la caquita… nos vestía… estaba enterada de todo, entre otras cosas porque el niño no tenía vida más allá de la mamá.

Claro, eso cambia un día, hay un momento en el que el niño, para crecer, tiene que aprender a mentir, tiene que ocultarle algo a mamá, hay algo que no se lo puedo decir para que no me regañe, para que no me deje de querer. Hay cosas que uno va aprendiendo que no se pueden hacer, no se pueden desear, y sin embargo, uno desea hacerlo, uno lo sigue deseando. Se abre ante nosotros la vida íntima, la vida interior.

Con el acontecimiento de la represión, no sólo el niño es privado de su modo primitivo de desear, que sigue pero de forma inconsciente en nosotros, hay un desarrollo moral en nosotros, aparece el temor al castigo, temor a qué dirán los demás, a que nos miren mal o nos dejen de querer, aparece la vida social para el niño. LA REALIDAD TIENE QUE IRRUMPIR EN LA VIDA DEL NIÑO Y LA REALIDAD ES SOCIAL, ESTÁ MEDIATIZADA POR LIMITACIONES A LOS IMPULSOS EGOISTAS, INMEDIATOS.

Hoy vivimos es una época de gran exposición social, hiperconexión, nos controlan movimientos, conversaciones, nos leen mensajes, nos espían, exponemos nuestra vida en las redes sociales. ¿Qué es entonces la intimidad o el atentado a la intimidad? En estos días en España, como en otros lugares pasa, un personaje público de la televisión está denunciando que hay un vídeo íntimo suyo manteniendo una relación sexual que se está difundiendo en las redes, atentando al derecho a la intimidad, que es un derecho regulado por el Derecho. ¿Qué ocurre entonces, nos exponemos, nos exponen, no se cumplen las leyes, gozamos exhibiéndonos y eso tiene sus consecuencias?

Lo íntimo son nuestros deseos pero justo aquellos que forzamos a que estén callados bajo la ocultación de sus representaciones, tal como ser vistos, contados o mostrados.

Para que haya intimidad, tiene que haber mirada o escucha, porque sin el otro mi pensamiento no tiene existencia social, no existe, lo que está en nuestra cabecita no existe. Sólo existe si lo cuento, si lo escribo. Por eso muchos son los que se exhiben, aunque luego se arrepientan por las consecuencias de la exposición de cosas que no son agradables, porque las fantasías sexuales infantiles no producen ninguna satisfacción y agrado a nadie. Son primitivas, grotescas, egoístas y están fuera del tiempo de la realidad, por lo que son irrealizables.

Puedo sentirme mirado por alguien cuyos ojos u oídos ni siquiera veo.

Porque no sólo el otro ya nos viene dado desde afuera, se constituye en nosotros una instancia que se llama superyó, que es heredera de la autoridad de los padres, es el resíduo del complejo de Edipo en nosotros y es una instancia moral que se encarga de “echarnos uno ojo” para que no caigamos en la tentación, es decir, para no desear lo prohibido.

Ese superyo es el que nos mira y también el que demanda castigo, es decir, es el responsable de la culpa inconsciente que aqueja al sujeto y que le encamina a fracasos, golpes…

Sólo si siento tener alguna razón por la cual puedo pensar que hay alguien mirando o escuchando ya me siento importante para el que creo que me mira o me escucha.

Ese velar por lo íntimo puede llegar a adquirir categoría exhibicionista, donde sabemos que hay algo en mí que puede fascinar y atrapar al otro con sólo yo mostrar.

Esa mirada de quien se puede ver visto es la presencia de ese otro como tal ante el cual hace que surja el deseo reprimido u ocultado.

Porque no hay acto de intimidad o de exhibición si no adjudico a un otro que mira y el goce tanto del que mira como del que se ve observado tiene que ver con que en el ver y mostrar ninguno sabe lo que uno ve ni lo que el otro muestra.

En el sentimiento que le adjudico al acto de agredir contra la intimidad se sabe que el otro que mira o escucha, se proyecta imaginándose que él podría ser eso que el otro muestra y es ahí, en esa idea de invasión donde el otro siente su intimidad violada.

Latest Posts

LA ANGUSTIA
By: admin marzo 20, 2024
¿Fidelidad o infidelidad?
By: admin marzo 13, 2024
EL MATRIMONIO
By: admin marzo 6, 2024
AUTOLESIONES
By: admin febrero 29, 2024
ServiciosContacto
× ¿Cómo puedo ayudarte?