La soledad pone en peligro tu salud

La soledad pone en peligro tu salud
Cuido mi soledad como un regalo
que ya tendré que devolver un día
cuando se me acabe la poesía
y descubran que soy un ángel malo.
Carilda Oliver Labra
El amor y la compañía son vitales. La soledad mata a cualquier edad.
A la gente que está sola le diría que, en realidad, la soledad es un lugar donde el hombre puede hacer daño hasta el fin. La soledad es un tiempo donde el hombre puede destruirlo todo hasta el fin, hasta su propia vida. Es en soledad donde se plantean los suicidios.
La soledad, es un estado que no sé hasta dónde podríamos decir exactamente humano, en tanto el hecho de estar acompañado limita, relativiza no solamente mi soledad sino también mi afán de destrucción, también mi maldad.
Maldad y afán de destrucción que al no encontrar en quién expresarlo, porque no están mis compañeros hombres conmigo, lo expreso sobre mi propio cuerpo, sobre mi propia vida, sobre mi propia mente. No aconsejo la soledad.
Para un hombre culto la soledad no existe o cuando existe es vicio o altura, nunca sufrimiento, nunca espera de nada.
“Soy una mujer que me gusta muchísimo las amistades, tengo muchos amigos y los quiero mucho a todos, pero tanto como quiero a los amigos me gusta también la soledad. Entonces yo si leo un libro o escribo un poema que me gusta escribir, o estoy en el mar sola o en el campo, yo me siento tan feliz y hasta amo la soledad y no siento a nadie que hable como yo que ame la soledad. Hasta por las noches oír este programa me hace muchísima compañía, de todo siento compañía, entonces qué es lo que pasa, que no soy normal o qué.” MOM: No, que usted no está sola, que aun cuando está sola está acompañada, es simple.
La soledad siempre es una cosa enfermante pero en la tercera edad es mucho más.
La soledad es la que mata a los ancianos, el miedo a la soledad es lo que impide que los ancianos denuncien el maltrato que reciben de su propia familia.
Cuando destrabo la soledad de su opuesto vulgar, estar acompañado, la soledad cobra dimensiones universales y, ahí, no es necesaria la falta de compañía para alcanzar la soledad. Como lugar, como mesa de operaciones cósmicas donde la soledad se transforma en la edad del sol. Desde un lugar que no se explica por ninguna falta, hasta la posibilidad de un sol para cada edad o, mejor dicho, todas las edades, también la mía, tendrán algún sol. Aunque más no sea, el sol de la palabra soledad.
Soledad del que sabe, que la soledad no existe.
Soledad del que no está solo.
La soledad siempre me tira una cuerda para que me ahorque y, sin embargo, yo soy un hombre capaz de sacarse a sí mismo de sus propias casillas.
