LOS CELOS Y SU IMPACTO EN LAS RELACIONES

LOS CELOS Y SU IMPACTO EN LAS RELACIONES

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“Lo más terrible de todo es que nunca voy a saber si mi esposa me fue fiel, porque nunca sabré́ qué es lo que hace durante mis largas ausencias. Por eso lo único que me queda es tener fe en su fidelidad. Cuando mi fe se debilita surge el demonio de los celos y entonces ninguna prueba es suficiente, pues en cualquiera mi intelecto encontraría una imperfección que la derrumbaría. Únicamente recuperar la fe del corazón nos libra de los celos, aunque desgraciadamente sea por poco tiempo”. 

PUSKIN  – DIARIO SECRETO

Vea el vídeo donde trabajamos el tema.

¿Los celos son un sentimiento primario que todos tenemos?

 Son el primer sentimiento organizado del sujeto. Forman parte de su organización, cuando se da cuenta de que antes de que él llegara el mundo existía sin él y que seguirá después. Se siente excluido. Cuando nace y cuando muere, cuando nace, excluido de su propia creación.

Los celos siempre responden a un motivo, a una causa, o son celos proyectados o son deseos.

¿Los celos aparecen en todas las relaciones? ¿De quiénes somos celosos?

Cuando uno es adulto los celos expresan deseos, porque no todos los hombres me dan celos cuando miran a una mujer mía o a mi mujer o quien fuera como se le llame, algunos hombres me dan celos, que son generalmente los que a mí me gustan. A la mujer no le da celos que el hombre se acueste con cualquier mujer, no, hay mujeres que ni se dan cuenta que existen pero si ella llega a tener deseos sobre la chica “que ojos tan bonitos, mira que boca”, no se da cuenta que eso es deseo, ella es amante de la belleza, pero si ella llega a engañarme con mi marido, con mi novio, hago un escándalo, porque yo tengo deseos, no estoy celosa por mi marido, estoy celosa por esa mujer a la cual deseaba, que ahora encima tiene relación con mi marido.

Los celos son primordiales. Uno no siente celos de una mujer o de un hombre, uno siente celos de la madre, siempre de la madre. Como es tan primordial, aunque uno sea un superado, aunque tenga relaciones múltiples, aunque sea libre, aunque tenga conversaciones con su pareja acerca de una libertad y de una modernidad, no se dejan de sentir. Es una cosa primaria, primitiva y cada vez que tengo celos, mi partener no es mi partener sino que es mi madre.

¿Cómo interpreta el psicoanálisis la frase común: “Si no siento celos es que no le quiero”?

Muchas personas utilizan los celos para aumentar el deseo de su pareja, pero es un arma peligrosa. Puedo excitar a mi pareja o romper la relación. Un poco de pimienta va bien, si me paso estropeo el plato.

Los celos nunca son racionales, no tienen que ver con la situación actual, no son proporcionados, coherentes con la situación real, no deben ser escuchados como una verdad, aunque sean “vividos” en un tiempo presente y racionalizados con argumentos varios.

Y es que para acceder al deseo y a la especie humana, para ser sujetos sociales, tenemos que pasar por las relaciones familiares, por nuestras primeras relaciones amorosas que van a ser con nuestros padres.

Amar es siempre un trabajo y no hay celos sin amor, pero se trata en los celos patológicos de un amor que se quiere construir sin aceptar las diferencias. Reconocer que uno es celoso, habla de la implicación del sujeto en lo que le pasa.

¿Los celos dañan las relaciones o pueden transformarse en deseo?

 Hay una tendencia natural a ser infiel, a cambiar permanentemente de trabajo, de casa y de mujer, pero no lo hacemos porque nos quedaríamos sin trabajo, sin mujer…El deseo es pura sustitución, puro desplazamiento.

Sólo puedo tener celos de aquello que me pertenece. La mujer dice mi marido, mis hijos, él dice mi mujer. Lo más dañino es el sentimiento de posesión sobre el otro, sentimiento de propiedad. El psicoanálisis le hace bien a todo el mundo, pero los celos tienen que ver con la ideología. Sentir celos es lo normal, la diferencia está en dejarse llevar por ellos o no.

Los celos tienen que ser psicoanalizados, pero cambiando de ideología también ocurre que se tienen menos celos.

Los casos de celos intensos que hemos observado en la clínica nos hacen diferenciar tres grados:

·         Celos normales o concurrentes

·         Celos proyectados

·         Celos delirantes

Los celos normales se componen de tristeza y dolor por el objeto que se cree perdido, una ofensa narcisista y sentimientos hostiles contra el rival elegido. Es habitual encontrar una autocritica del propio sujeto haciendo responsable al propio yo de la pérdida amorosa.

No hemos de buscar la causa de estos celos en la realidad del sujeto, no son celos completamente racionales, muestran profundas raíces en el inconsciente y una afectividad infantil procedente del complejo de Edipo o la rivalidad fraternal.

Observamos también en este rubro celos de carácter bisexual, habitualmente en el hombre. Experimenta dolor por la pérdida de la mujer amada y odio por el rival, así como al mismo tiempo, tristeza por el hombre amado inconscientemente y odio contra la mujer infiel. Incluso puede llegar a identificarse con la propia mujer infiel.

Los celos proyectados nacen tanto en el hombre como en la mujer de sus infidelidades o del impulso inconsciente a cometerlas. Precisamente aquellos que afirman no tener tentaciones infieles padecen una enérgica represión de sus impulsos utilizando el mecanismo de proyección para atribuir al otro sus propios impulsos a la infidelidad.

Referido a esto, las costumbres sociales da cierto margen al deseo de gustar a la mujer casada y al deseo de conquistar del hombre casado. El flirteo se considera una especie de contención, a la vez que alivio, de las tendencias infieles  y el deseo cargado en el mismo es revertido luego en la propia pareja.

El celoso no soporta estos márgenes, desconfiando del retorno del deseo de la persona amada y no transigiendo con el juego del flirteo.

Los celos delirantes resultan los menos favorables de los tres tipos. También nacen de tendencias infieles reprimidas pero con objetos de carácter homosexual, “No soy yo quien le ama, es ella”. Este tipo de celos los podemos incluir en las formas clásicas de la paranoia.

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