Miedo a estar enfermo

Miedo a estar enfermo

Comparte en tus redes

MIEDO A ESTAR ENFERMO

El Psicoanálisis plantea un nuevo nivel de objetividad, no se trata del sueño soñado sino de su relato, como no se trata del síntoma sino de lo que el paciente diga del síntoma. Y no hay síntoma que signifique lo mismo en distintos pacientes al igual que un mismo síntoma en lo manifiesto puede estar sustentado por diferentes posiciones psíquicas.

Freud, lo primero que va a mostrar es que la psiquiatría es insuficiente para diagnosticar, comprender y tratar la enfermedad mental. Desde la producción del concepto de inconsciente en la obra de Freud, producción de concepto que se sitúa en La interpretación de los sueños, la conciencia pierde su hegemonía, pierde su lugar central. Lo psíquico toma otra dimensión. Previamente a la producción del concepto de inconsciente freudiano, psíquico y consciente eran la misma cosa.

Las neurosis de transferencia son la fobia, la histeria y la neurosis obsesiva. Los síntomas de las neurosis y las psicosis se pueden estudiar con el modelo del trabajo del sueño, en ellos hay mecanismo psíquico: condensación y desplazamiento. Hay realización de deseos en el síntoma, igual que en el sueño.

Respecto al sentido de los síntomas Freud deja claro que son, tras la interpretación psicoanalítica, una realización de deseos sexuales infantiles reprimidos. No hay casualidad ni causalidad que no sea psíquica, el síntoma está determinado por el aparato psíquico que lo produce, esto es por el deseo sexual infantil y reprimido. La realidad se produce, también la enfermedad y están determinadas por nuestra relación con el deseo inconsciente.

La hipocondría estaría dentro de las neurosis actuales (hipocondría, neurastenia, neurosis de angustia). Para el estudio de las neurosis actuales no sirve el modelo del sueño, no hay mecanismo psíquico, tienen más que ver con una historia de encuentros con el goce. Se procesa por vía somática, como si se hubiera conseguido una taxativa separación entre lo somático y lo psíquico.

El neurótico actual no es todavía un psicosomático, pero comparte con él muchas características clínicas. En la neurosis actual las alteraciones son funcionales, no existe lesión orgánica. Sin embargo, el psicosomático puede llegar a lesionar el cuerpo. Todo psicosomático tiene un antecedente de neurosis actual, generalmente de neurosis de angustia o de neurastenia

Las neurosis actuales, están vehiculizadas, como la psicosomática, por el sistema nervioso autónomo, sistema que regula las funciones de los órganos internos, a diferencia de la histeria, que estaría vehiculizada por el sistema nervioso somático que regula los órganos de relación con el exterior: la sensibilidad y la motricidad. Y esto no es casual, ya que el Goce en el psicosomático siempre es autoerótico, consigo mismo, mientras que el discurso en la histeria, incluye siempre al otro, lo exterior al sujeto. Mientras que en la histeria hay un desplazamiento de la fuente erógena, en tanto la zona del cuerpo afectada es una zona histerógena, una zona erogenizada, en el psicosomático hay una fusión de fuente y objeto en el propio cuerpo del sujeto.

Es tan insoportable para el neurótico de angustia la fijación libidinal característica de esta estructura, que con tal de movilizar la libido, se posiciona en otra estructura, la estructura psicosomática. El remedio es aquí peor que la enfermedad.

Hipocondría: El miedo a la enfermedad - Centro de Psicología en Córdoba

En las psiconeurosis se reprime la sexualidad, consiguiendo una satisfacción sustitutiva, reprime la sexualidad, en cambio en las neurosis actuales se reprime la función sexual, es decir la pulsión, quedando fuente y objeto sin separación. La función sexual en el ser humano no es una función instintiva sino pulsional, no tiene una única fuente, es decir que el cuerpo es erógeno pero la fuente de su erogeneidad son las denominadas zonas erógenas que determinan el empleo o la distribución de la libido.

El goce humano es el goce de un sujeto mortal, y mortal no quiere decir que vaya a morir, sino que mortal quiere decir que sabe que va a morir. Su goce es un goce con Ley, un goce interdicto. Es siempre del orden de la tensión, del forzamiento, del gasto, incluso de la hazaña. Incontestablemente hay goce en ese nivel donde comienza a aparecer el dolor. Miguel Oscar Menassa nos lo dice así: “Había sido generado para el goce y gocé. Gocé con mis primeras relaciones amorosas y gocé con mis primeros versos. A partir de ese momento, ya nada tiene arreglo en mi vida y mi salud ya no es espléndida, porque si bien no padezco de ninguna enfermedad, me acosan todas las enfermedades, desde que escribo, desde que hago el amor, mil demonios de dudas me persiguen, porque la muerte en aquel goce hubo de haber realizado su primera movida”.

El placer sería la menor excitación, lo que hace desaparecer la tensión, por lo tanto, el placer es aquello que nos detiene en un punto de alejamiento, de distancia muy respetuosa del goce.

La hipocondría es un temor por la propia salud, en eso se diferencia de la neurosis de angustia, en la que la preocupación siempre es por la salud ajena. Cuando la hipocondría se manifiesta, como la enfermedad orgánica, en sensaciones somáticas dolorosas, coincide también en cuanto a la distribución de la libido, en tanto retrotrae su interés del mundo exterior y lo concentra en el órgano que le preocupa.

El paciente hipocondríaco, que acude insistentemente a consultas médicas, que se queja constantemente de sensaciones somáticas, que se preocupa de la posibilidad de tener graves afecciones, siempre recibe la misma respuesta del médico: usted no está enfermo, no tiene nada, todas las pruebas están bien. Y eso no le calma, no lo cree, y pide otra opinión y otra y otra. El hipocondriaco tiene miedo a estar enfermo, esa es su enfermedad. La hipocondría es un temor por la propia salud, en eso se diferencia de la neurosis de angustia, en la que la preocupación siempre es por la salud ajena.

Presenta sensaciones somáticas penosas o dolorosas que no se pueden distinguir de las del enfermo orgánico, por eso desespera a los médicos. Tampoco en las demás neurosis faltan sensaciones somáticas displacientes comparables a las hipocondriacas. El individuo aquejado de un dolor o un malestar orgánico cesa de interesarse por el mundo exterior. Una observación más detenida nos muestra que también retira de sus objetos eróticos el interés libidinoso, cesando así de amar mientras sufre.

Los síntomas del hipocondriaco resultan de una inadecuación de la satisfacción sexual. Por eso Freud la incluye entre las neurosis actuales, junto con la neurastenia y la neurosis de angustia. Pero cuando habla de hipocondría habla de narcisismo, indicando que en esta enfermedad la libido ha sido retraída de los objetos, apartada de la realidad y es mantenida en el propio yo del sujeto, en el órgano. 

Toda la libido puesta en el yo, sin otros, enferma, y toda la libido puesta en los objetos, también enferma. Por eso el egoísmo (libido del yo) protege contra la enfermedad, pero hemos de comenzar a amar (libido objetal) para no enfermar y enfermamos en cuanto una frustración nos impide amar.

Síntomas de la hipocondría | Más Vida Psicólogos Benalmádena

El retorno hacia el yo de la libido desligada de los objetos no es directamente patógeno, pues vemos producirse este fenómeno siempre antes del sueño y seguir una marcha inversa después de despertar. Cuando un determinado proceso, muy enérgico, obliga a la libido a abandonar los objetos, nos hallamos ante un caso muy distinto. La libido, devenida narcisista, no puede ya encontrar de nuevo el camino que conduce a los objetos, y esta disminución de su movilidad es lo que resulta patógeno. La acumulación de la libido narcisista no puede ser soportada por el sujeto sino hasta un determinado nivel, y podemos además suponer que si la libido acude a revestir objetos, es porque el yo ve en ello un medio de evitar los efectos patológicos que produciría un estancamiento de la misma.

Entre la hipocondría y la enfermedad orgánica observamos una diferencia importante: en la enfermedad orgánica las sensaciones dolorosas tienen su fundamento en alteraciones comprobables, en la hipocondría, no. Pero el hipocondriaco está enfermo. En el libro Freud y Lacan – hablados 5 – de Miguel Oscar Menassa nos dice:

El hipocondríaco es como un jugador: ahora el brazo, ahora la pierna, ahora el hígado, ahora el estómago. Y nunca es nada, por eso es hipocondríaco. Si es algo, ya no es hipocondríaco, ya es psicosomático. El tipo va pulsando la pulsión de muerte como jugando, como si la detuviera: acá te entrego el brazo, le dice, acá te entrego el hígado. Que dentro de todo es una entrega, pero parcial, a la muerte. Es muy difícil que un terapeuta, un psiquiatra, un médico, se anime a pensar que eso es el instinto de destrucción en una personalidad todavía sana.

En la hipocondría el temor a enfermar es un temor a enfermar como consecuencia de haber practicado la masturbación. Es un goce autoerótico. Es un problema moral. Pensar que la sexualidad es la genitalidad, llevaría a un prejuicio sobre las relaciones genitales, en el sentido que las relaciones genitales pueden ser posibles de cualquier manera y en cualquier posición edípica, es decir, los melancólicos tienen relaciones genitales, las histéricas tienen relaciones genitales, los obsesivos tienen relaciones genitales. Es decir, que las diferencias son en el modo de esas relaciones, en la particularidad.

Pensamos que la nerviosidad común, la angustia, todas las enfermedades del sistema nervioso autónomo, el asma, la úlcera, las enfermedades del colágeno, las enfermedades de la piel, las enfermedades ginecológicas se pueden explicar, dice Freud, por la represión inadecuada de la sexualidad.

En 2010, en un coloquio en Málaga para la presentación del cortometraje “El hortelano”, dice Menassa:

“Para ser un buen neurótico hay que vivir en el pasado; una persona que vive el presente y el futuro no tiene enfermedad o tiene un grado mínimo de enfermedad.”

Gracias por compartir y referir este artículo. Recomienda nuestra página.

Bibliografía:

ServiciosContacto
× ¿Cómo puedo ayudarte?