Terapia de la depresión
Las consultas por ansiedad y depresión se han incrementado
Como advirtió la Organización Mundial de la Salud la depresión es una de las enfermedades más extendidas en el siglo XXI. Es, además, una enfermedad que se enmascara en otras dolencias.
Las crisis económicas, pero sobre todo las crisis de valores no sólo pueden afectar al bolsillo, sino también a la salud. La dificultad para reinsertarse en el mercado laboral después de un despido, para afrontar la hipoteca cuando el desempleo está a punto de acabarse, mantener a flote una empresa o para sacar el trabajo adelante pueden ser manifestaciones de que se está deprimido. La depresión no está ocasionada por un infortunio exterior vivido, es un proceso de carácter inconsciente del que nada sabe la persona que la padece, no sabe que está deprimido y tampoco sabe por qué puede estarlo.
En muchas depresiones no solemos distinguir claramente lo que el sujeto ha perdido, algo ha perdido pero no sabe qué.
A veces el paciente sabe a quién ha perdido pero no lo que con él ha perdido. Ejemplo: se muere la madre del paciente, el paciente en apariencia hace un duelo normal en el sentido de que llora, está unos días triste, esto, lo otro. El paciente pierde a su madre y hace como una tristeza pequeña, aparentemente elabora el duelo, va a trabajar vuelve de trabajar, vuelve a tener relaciones con su mujer, sale va por la calle Princesa con los hijos. Y un día pierde el camafeo donde estaba la fotografía de su mamá y ahí se instala en él una melancolía. El paciente sabe lo que perdió, va al médico y le dice perdí el camafeo. No, ese día de la pérdida de la fotografía de la mamá, acaba de morir la mamá, ese día, no el día que murió la mamá sino el día que él perdió el camafeo, es decir a veces ciertos objetos de ciertos seres amados, y esto sí les pasó a todos, son más importantes que los objetos amados. El doctor guarda en un cajón de su escritorio un pañuelito de seda bordado con las iniciales «Peti te amo» sin embargo Peti ya no está más en su vida, pero el pañuelito sí, bueno cuando pierda el pañuelito verá lo que perdió cuando perdió a aquella mujer. La mujer, el amor, el hombre también, les puede pasar con un hombre también, el hombre queda embalsamado en el pañuelito, embalsamado en la fotografía. Ustedes se dan cuenta que cuesta menos trabajo ir con una fotografía en el bolsillo que con una mujer colgada del brazo. Es más barato.
El deprimido no puede disponer de su energía psíquica, está secuestrada, una parte de su yo ha cedido su lugar al objeto amado que ya no está o simplemente que le defraudó, a veces nos deprimimos ante la pérdida de un ideal, hoy en día son muchos los ideales que se han perdido. El futuro se desdibuja para la persona deprimida, es incapaz de experimentar placer con las cosas con las que antes disfrutaba, es incapaz de proyectar planes de futuro, la realidad ha perdido interés.
La energía psíquica está hecha para ser gastada, el deseo está permanentemente en actividad, cuando deja de estar en actividad el deseo, morimos, por lo tanto la enfermedad es cada vez que yo detengo el funcionamiento del deseo, que no se detiene, es decir, los intentos de detener la producción…
El duelo también es una pérdida, pero no es un proceso patológico porque después de un tiempo la persona reconoce que ya no está la persona amada, que ya no está el empleo, pero que hay otras cosas. La persona deprimida no sabe lo que ha perdido, no sabe por qué está deprimida o no se siente precisamente triste, pero pasa el tiempo y no mejora su estado, sino que empeora. El mundo exterior no le interesa, tiene poca iniciativa, no tiene capacidad de amar porque está debatiéndose con lo que ya perdió y no puede sustituir.
En el duelo el mundo aparece desierto, empobrecido frente a los ojos del sujeto, en el duelo normal. En la melancolía es el yo lo que ofrece estos rasgos a la consideración del paciente, el paciente nos describe su yo como indigno de estimación, incapaz de rendimiento valioso alguno y moralmente condenable, son tres cosas que ustedes sienten en los pasillos de la institución… indigno de estimación (el profesor no me quiere), incapaz de rendimiento valioso alguno (la ponencia que voy a dar no sirve), y moralmente condenable (porque me copié de un libro y de otro libro). Se dirige amargos reproches el paciente, se insulta y espera la repulsa y el castigo, por eso que tienen un alivio cuando alguien los castiga. Si él no me besa, todavía no siento nada, pero si él me dice que no me besa por lo que le hice anteanoche, siento un alivio de ese castigo, leve en realidad, por aquella falta cometida. El cuadro se completa y aquí entramos casi todos, con insomnios, inapetencias y un sojuzgamiento total casi total de las funciones sexuales, el paciente es realmente tan incapaz de amor, de interés y rendimiento como dice, pero todo esto es secundario dice Freud, y constituye un resultado de la ignorada labor que devora a su yo.
Es decir que toda la sintomatología es el resultado de la ignorada labor que devora una parte de sí mismo.
Depresión y enfermedad psicosomática
Muchas veces la enfermedad de fachada se presenta como una enfermedad psicosomática, donde hay lesión de una función o de un órgano, siendo la enfermedad de estructura una depresión que sostiene la enfermedad psicosomática. En el cuadro de la depresión resalta el descontento con el propio yo, desde el punto de vista moral, sobre todas las demás críticas posibles. La pobreza o la ruina ocupan, entre las afirmaciones o temores del enfermo, ocupan para el paciente deprimido un lugar preferente.
Depresión y cáncer
Destacan los oncólogos que el cáncer no es una enfermedad hereditaria en la gran mayoría de los casos. Las alteraciones genéticas asociadas a tumores son casi siempre de tipo somático, es decir, se adquieren durante la vida del individuo y no por herencia. Las investigaciones de biología molecular confirman que el cáncer es una enfermedad genética y generalmente no hereditaria. El tumor se debe a la expresión y expansión clonal de una sola célula progenitora que ha sufrido una lesión genética, de modo tal que podemos afirmar que los tumores son monoclonales.
La relación entre el cáncer y el estado de ánimo ha sido sugerida desde la antigüedad. Ya Hipócrates hablaba de la asociación entre las personalidades melancólicas y el cáncer. Galeno, en la misma línea, pensaba que las mujeres melancólicas eran más vulnerables al cáncer que las mujeres de temperamento sanguíneo.
Lo que hizo pensar a los científicos que existía una relación entre la depresión y la inmunodepresión fue la existencia en pacientes con enfermedades como el cáncer de una depresión psíquica que coexistía con una inmunodepresión.
El sistema inmune lucha contra la enfermedad, contra el cáncer, en formas diversas. Por ejemplo: el sistema inmune puede reconocer la diferencia entre las células sanas y las células cancerosas en el organismo, trabajando para eliminar las células cancerosas, a través de complejos mecanismos, muy estudiados, en los que intervienen diferentes sustancias. Pero el sistema inmune no siempre reconoce las células cancerosas como “foráneas” y además el cáncer se puede iniciar cuando el sistema inmune no funciona adecuadamente por algunas enfermedades, toma de fármacos, trasplante de órganos…Entonces en el cáncer no se puede pensar solamente en la proliferación excesiva de células creciendo alocadamente, además a la vez existe una disminución o alteración del funcionamiento del sistema inmunitario.
Los pacientes con cáncer tienen una inmunodepresión, de tal manera que tienden a hacer enfermedades oportunistas (producidas por microorganismos que raramente causan infección en sujetos inmunocompetentes). Algunos cánceres se sospechan y diagnostican porque acontece una enfermedad extraña en pacientes inmunocompetentes, pero que no es excepcional en los pacientes inmunodeprimidos.
Cuando el sistema inmune no puede realizar su función, todo se vuelve peligroso en el organismo, cuando no se ponen palabras, equivocadamente se puede poner el cuerpo y lastimarse. La depresión se caracteriza psíquicamente, entre otras cosas, por la inhibición de todas las funciones (anorexia, insomnio…). Esta disminución de las funciones propia del estado depresivo parece extenderse a la función de vigilancia del sistema inmune. Un sistema inmune deprimido es incapaz de cumplir su función de inmunovigilancia y será, por tanto, permisivo con las células mutadas.
No obstante, hemos de señalar que el fallo de la inmunovigilancia, es condición necesaria pero no suficiente para la producción del cáncer. Además de un sistema inmune deprimido, hay una célula mutada, y en la mutación celular intervienen también otros factores psíquicos y físicos que escapan a los límites de esta comunicación.
La depresión se produce ante la pérdida inconsciente de una persona o ideal, cuando se traiciona el destino. Lo que se traiciona en el sujeto es el deseo. Pudiendo decir que la depresión es la enfermedad de la venganza. Y el cáncer es una lesión orgánica mediada por el sistema inmune, precedida por una depresión, por una alteración celular que no fue reemplazada, sustituida, sino que se dejó multiplicar canibalísticamente.
Según esta nueva concepción, la depresión y la inmunodepresión estarían en la etiopatogenia, en la base, de la producción de la enfermedad. Por tanto, tenemos una etiología de determinadas enfermedades orgánicas y tenemos un tratamiento que evita su desarrollo: el psicoanálisis.
Nuestro Método
El psicoanálisis es una terapia fundamental para el tratamiento de la depresión. Trabaja sobre los aspectos inconscientes de la personalidad por ese motivo los efectos son duraderos.
La depresión se produce siempre frente a una pérdida, que puede ser de una persona o de un ideal. El paciente sabe que algo ha perdido, pero la mayoría de las veces no sabe qué o no puede justificar por qué se ha enfermado. El psicoanálisis nos ayuda a identificar la pérdida y a trabajar para poder superarla.
En el cuadro de la depresión resalta el descontento con el propio yo, desde el punto de vista moral, sobre todas las demás críticas posibles. Esto nos muestra que es en la relación del yo con el superyó donde el yo sufre
La salud siempre es un fenómeno social, por eso el trabajo terapéutico te irá ayudando a disponer de tu energía psíquica que ahora consume tu enfermedad. La salud tiene que ver con la capacidad de sustitución.
Lo que te pasa, tiene tratamiento. No te resignes, porque la resignación es otro síntoma más de la depresión.
Tratamiento de la depresión
Aplicamos el Método Psicoanalítico que trabaja sobre los aspectos inconscientes de la personalidad, por eso los resultados son duraderos y definitivos. Tenemos un amplio historial de éxitos terapéuticos. Si quieres acabar con tu padecimiento, ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos a dejar de sufrir. Nuestro tratamiento no utiliza pastillas. Utilizamos el Método Psicoanalítico.
Escríbenos y cuéntanos lo que te pasa, podemos ayudarte.