Terapia de los miedos y fobias
Los psicoanalistas del Grupo Cero somos especialistas en el tratamiento de síntomas relacionados con la angustia, el miedo y el temor, lo que comúnmente se denominan: FOBIAS.
Freud define la fobia como un miedo a no tener miedo.
La persona que padece temor o miedo a un objeto, idea o situación, vive con gran angustia toda posibilidad de enfrentarse a una vivencia donde pueda encontrarse con aquello que es temido. A veces el paciente puede situar el comienzo de su temor, puede tratarse de una situación vivida con angustia o simplemente tratarse de un temor idealizado, no vivido nunca e incluso imposible de vivir, pero igualmente siente gran malestar con el hecho de pensarlo.
Sin embargo, el motivo de la fobia no está en aquello que cree el sujeto temer. Nuestras investigaciones psicoanalíticas han permitido conocer que no hay ningún tipo de racionalidad en este tipo de síntomas, sino que hay una motivación basada en los procesos más profundos de nuestro psiquismo, lo que llamamos deseos inconscientes.
Hay ciertos deseos que en nuestro inconsciente pueden vivir libremente durante un tiempo, pero conforme crecemos y vamos conformando nuestra personalidad, son rechazados por inconvenientes o impropios, un rechazo del que no sabemos, no es consciente, pero que produce efectos en nuestra vida, en nuestra conciencia. Es como algo que se ha colado y no sabemos por qué.
Temo a las cucarachas, pero es un temor tan grande que no se explica. Nadie tiene tanto miedo como yo.
Quería subir al piso 13, pero tuvo que hacerlo por el ascensor porque si sube puede darle un ataque de angustia. Nunca le pasó nada en un ascensor, pero es superior a sus fuerzas.
El abordaje de la fobia desde el psicoanálisis revela la importancia de dos conceptos fundamentales, que están estrechamente ligados con ella: el de objeto y el de angustia.
En las fobias el estado emotivo es siempre la angustia. La verdadera función de la fobia está en sustituir al objeto de la angustia por un significante que provoca temor.
Si evito el objeto o situación que me da miedo o fobia, no me angustio. El síntoma ha venido a resolver la angustia, pero ahora hace presa al sujeto de padecer esa limitación de su realidad. Huye de un peligro que no es real, porque el verdadero peligro del que huye es de su propio deseo inconsciente.
El miedo, cuando el miedo es aquello que me produce un objeto exterior a mí, un policía apuntándome con su arma de fuego me da miedo ¿y qué hago cuando tengo miedo? Me escapo de la fuente que lo provoca, pero hay un miedo que no tiene nada que ver con la realidad y es miedo, es decir es miedo porque yo, como no sé cual es el objeto que me da miedo, me voy separando de ella, me voy separando de ella porque le atribuyo a ella los poderes de mi sentir el miedo, me voy separando del trabajo, y generalmente separándome del trabajo, de mis amistades, de mis amantes, de mis novios, termino ¿en donde? en una enfermedad.
En las fobias podemos distinguir dos grupos, caracterizados por el objeto de la angustia: primero, fobias comunes: miedo exagerado a aquellas cosas que todo el mundo teme algo, tales como la noche, la soledad, la muerte, las enfermedades, las serpientes, los peligros en general, etc.; y segundo, fobias ocasionales: angustia emergente en circunstancias especiales que no inspiran temor al hombre sano. Así, la agorafobia y las demás fobias de la locomoción.
Lo que en las fobias parece extraño, no es tanto su contenido como su intensidad. La angustia que causan es absolutamente incoercible.
Freud señala, en la fobia, la ausencia de relación directa entre el objeto y el pretendido miedo que lo colorea con su marca fundamental. El objeto encierra al sujeto en determinado círculo, una muralla, donde se protege de los miedos. Está esencialmente vinculado con el resultado de una señal de alarma.
No importa porqué la fobia toma por objeto tal o cual animal, no está ahí la cuestión.
La ligazón del miedo a la seguridad se muestra en la fobia, pues el nivel de angustia aumenta cuando baja el nivel del miedo: “Esto no anda, ya no sé cuáles son los sitios en que es preciso que me detenga. Perdiendo el miedo, he perdido mi seguridad.”
En las fobias, la angustia no proviene de un recuerdo cualquiera, es de origen sexual. Lo que el enfermo teme es el advenimiento de ese ataque de angustia, en circunstancias particulares, en las que cree que no podrá evitarlo. La fobia es el miedo al nacimiento de la angustia.
En primer lugar, la angustia no proviene de la represión, es ella la que provoca la represión. O dicho de otro modo, la angustia manifiesta el peligro en que se siente el yo. No es ocasionado entonces por la pérdida de algo sino, al contrario, por el llenado, el demasiado lleno que invade al sujeto.
La angustia es el único afecto que no engaña, diferenciándola de los sentimientos, es decir de los otros afectos que revisten el carácter de sentires que mienten.
El horror al cambio y la transformación está asociado a la angustia del cambio, a la no tolerancia a la incertidumbre y al miedo a la castración, a la pérdida de lo que ya no se tiene y nunca se tuvo, en cualquier caso, de algo simbólico e imposible.
Si vives limitado por el temor y el miedo, si tiene una fobia o cree padecerla, consúltanos, PODEMOS AYUDARTE.