Terapia de los trastornos alimentarios
Es necesario resaltar la importancia de la atención psíquica de los trastornos relacionados con la alimentación pues afectan especialmente a la supervivencia de la persona.
En este tipo de pacientes no es que no tengan apetito sino que se instala un temor a engordar.
ANOREXIA
La anorexia nerviosa no es en sí misma una enfermedad, podríamos decir que es un síntoma, es decir, un indicador, una señal de la existencia de una enfermedad. La anorexia no se puede reducir a una única entidad clínica.
El síntoma en sí no es lo que debemos observar, sino que a lo que habrá que prestar la escucha, es a la relación del paciente con el síntoma, es decir, a lo que el paciente dice del síntoma. El problema de la anorexia no es la comida, como parece decírsenos al encuadrarla dentro de los trastornos alimentarios. En todo caso, la posición de la anoréxica, la lleva a tener una particular relación con el acto de la ingesta.
En las anoréxicas suelen presentarse ciertos rasgos comunes de una manera bastante estereotipada: ignoran o niegan las sensaciones de hambre y de fatiga, les gusta preparar comidas muy elaboradas, coleccionan recetas, acaparan alimentos en casa, conocen el contenido calórico de los alimentos, tienen una resistencia profunda al tratamiento, no admiten que se hayan producido modificaciones en su aspecto físico y creen estar gordas, realizan ejercicios físicos exagerados y en los casos más graves toman laxantes y diuréticos y se auto provocan vómitos. En cuanto a los rasgos de carácter que pueden operar como factores que predisponen a la anorexia, la mayoría de los autores coincide en la descripción de la anoréxica como “niña modelo”: obediente y perfeccionista, buena alumna, exigente consigo misma y preocupada por agradar y complacer a todos.
La terapia de esta afección no puede basarse únicamente en hacerle ingerir alimentos y restablecer su equilibrio nutricional, no es tener en cuenta al cuerpo separado de la psique, la anorexia es eminentemente una enfermedad psíquica que causa sus estragos en el cuerpo.
La terapia psicoanalítica es fundamental para abordar la verdadera problemática del paciente anoréxico, su neurosis. Cuando la neurosis se resuelve, en todos los casos, la anorexia desaparece.
La anorexia no es un “no comer” sino un “comer nada” y “nada” es algo que existe en el plano simbólico, por eso que en la anorexia el sujeto “come nada” que no es lo mismo que la falta de actividad. La actividad no puede faltar, la pulsión no puede faltar.
Sólo si se instala la pulsión oral como placer de la boca es que el alimento es alimento, sólo cuando la necesidad de comer se instala como deseo de comer, sólo cuando la necesidad de comer se humaniza. La anorexia no se sitúa a cualquier nivel, compromete una función ineludible para la vida. Si no como, muero. Por eso esta enfermedad tiene mucho que ver con la propia producción de la mortalidad. Así como el amor es lo que sostiene a la especie, el hambre es lo que sostiene al individuo, siendo los trastornos del hambre y del amor cuestiones que se juegan en la constitución de la mortalidad en el ser humano.
CASO CLÍNICO DE ANOREXIA INFANTIL
Se trata de una paciente que nos consulta porque su hija de dos años, ha sido diagnosticada de anorexia por el pediatra. Dice que se niega a comer, que en ocasiones necesitan dos o tres horas, para que jugando, consigan darle de comer algo. Al parecer, en la guardería come algo mejor que en casa. Cuando se enfada con los padres, vomita con pasmosa facilidad la comida. Vemos una vez a la niña, está por debajo del peso esperado para su edad, pero es muy despierta y activa. Se encarama con destreza a la silla, toma un lápiz y un cuaderno de encima del escritorio y comienza a dibujar círculos. La psicoanalista le pregunta: ¿qué son esos círculos? ¿bocas?, ríe como descubierta. La niña se encuentra en plena fase oral.
Se mantienen algunas entrevistas conjuntas con los padres, en una de ellas, traen a la pequeña, cuando la madre se queda en la sala de espera con la niña, y el padre pasa al despacho con la psicoanalista, la niña comienza a llorar desesperadamente, me acerco, le acaricio la cara y le digo: no me lo voy a comer a papá, tranquila, solo vamos a hablar.
Los fantasmas de devoración característicos de la fase oral están en plena efervescencia.
Se tranquiliza y deja de llorar.
Se le indica a la madre que dado que la niña es tan pequeña, debe ser ella la que se psicoanalice. Accede a ello y nos cuenta que durante el embarazo tuvo problemas varios y que después del parto, tuvo una mastitis y grietas en los pezones, que le impedían dar de mamar a la niña. Parece que todo esto nos habla de un rechazo inconsciente a alimentarla.
Desde que ha tenido la hija, ha dejado de trabajar, y se pasa el día en casa con ella. Está muy asustada por el diagnóstico de anorexia. Habla de la niña como si fuera un monstruo de inteligencia superior que los manipula a su marido y a ella con la comida. Es frecuente esta inversión de la dependencia en los casos de anorexia, donde los padres terminan dependiendo del hijo. En análisis se observó que el rechazo a alimentarse de la niña en realidad es sólo el reflejo a un rechazo a alimentarla de la madre.
Si crees que estás padeciendo este trastorno o lo padece un familiar, contacta con nosotros.