¿Te la juegas?
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¿Te la juegas?
Andrés alcanzó la mañana y encendió su celular, y buscó un grupo donde poder desahogarse, hace tres días que tiene unos síntomas extraños, debilidad muscular, pérdida de visión, problemas de oído, olfato, gusto, le está fallando la memoria e incluso tiene dificultades para hablar. Ayer tuvo un mareo y perdió la conciencia. Hoy amaneció con un fuerte dolor de cabeza. Es un hombre fuerte, pesa 89 kilos, y no suele ir al médico porque siempre ha tenido una salud de roble. Ayer también entró a un grupo de autoayuda donde otras personas con síntomas y preocupaciones comparten sus pensamientos y así esperan aliviarse.
Lamentablemente los síntomas de Andrés no son ninguna tontería, son las manifestaciones de que está teniendo un ictus cerebral. También conocido como infarto, embolia o hemorragia cerebral, es uno de los trastornos agudos más temidos. Equivale a un ataque al corazón pero en el cerebro, y se produce cuando no llega suficiente sangre a la cabeza debido a la obstrucción de una arteria o a la rotura de un vaso sanguíneo. La rapidez en el tratamiento médico es fundamental para sobrevivir. Hablar y desahogarse no le ayudará a restablecer la circulación sanguínea en su cerebro, precisa intervención médica y tratamiento farmacológico. Andrés está en riesgo vital.
Como él, muchas personas padecen inhibiciones, molestias y síntomas psíquicos que le dificultan o incapacitan el desarrollo de una vida normal. Escalofríos, sofocos, mareos e inestabilidad, miedo a volverse loco, palpitaciones, diarrea… son síntomas corporales de la angustia, se muestran en el cuerpo pero son manifestaciones de conflictos psíquicos. Otros son más graves y llegan a lesionar órganos y generar fallos orgánicos, como el Lupus eritematoso sistémico, una enfermedad en la que el sistema inmunitario ataca a diferentes órganos y tejidos (puede afectar a la piel, las articulaciones, los riñones, los pulmones, el sistema nervioso, etc.) provocando daño e inflamación.
La ciencia del Psicoanálisis estudia este tipo de manifestaciones y ha demostrado en estudios científicos con pacientes que hablar no cura. La terapéutica tiene que incluir los procesos inconscientes del paciente, el origen de esas alteraciones son, precisamente, manifestaciones de las tendencias inconscientes. Antes el hombre tuvo alma, la ciencia ahora ha descubierto el inconsciente como fundamento del funcionamiento psíquico humano.
El inconsciente no se manifiesta de forma directa en la conciencia, no podemos saber de él sino a través de signos y manifestaciones deformadas o distorsionadas, es decir, irreconocibles. El deseo o tendencia inconsciente reprimido, rechazado, se manifiesta a través de los síntomas, actos fallidos, olvidos y enfermedades. Sólo puede conocerse a través de la interpretación psicoanalítica, hay que hacer un trabajo para transformar la realidad.
Por mucho que hables de lo que te hace sufrir, por mucho que preguntes a otros si padecen lo mismo que tú o qué medicación tomas, no vas a mejorar. Para que las palabras tengan efectos terapéuticos, uno tiene que hablar, pero tiene que haber alguien que escuche e interprete, es decir, tiene que haber una transformación para dejar de producir los mismos efectos.
En la actualidad tenemos los instrumentos técnicos para curar eficazmente la angustia, ansiedad, miedos, impotencia, sudoración excesiva, cefaleas, hipocondría, obsesiones… Ninguna medicación ha resultado eficaz para modificar el inconsciente de ninguna persona.
Aplazar el momento de consultar a un psicoanalista es retrasar tu curación y transformación personal. Las neurosis son la expresión de tendencias egoístas e infantiles reprimidas que se expresan en la actualidad. La neurosis puede dominar tu vida de tal forma que desvíe tu energía psíquica a la queja y la incapacidad.
La neurosis puede hacer tonto al capaz.
No te la juegues, la oportunidad de curar es elegir.