Una guerra en pareja
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Una guerra en pareja
Agosto, una tarde cualquiera.
CONSULTA DE TERAPIA DE PAREJA.
17 horas, la calle arde, pero dentro de la consulta…
Sus ojos rojos, ávidos de escucha, esconden la impotencia de reconocer que su deseo de amar, no combina con su realidad.
No aparecen frases pertinentes, no coinciden los deseos. Dos almas se fusionan y al instante la guerra donde blanden ideales como armas dispuestas a vencer al oponente.
Un total desasosiego enmascara una aparente normalidad, ratos de consuelo, polvos con disgusto y una vida de pareja organizada para otros, porque ninguno está satisfecho con esa manera que tienen de vivir. Un amor que se ha convertido en un obstáculo a la satisfacción.
Cuentas compartidas, gastos comunes, limpieza del hogar, reproches, comparación y envidias, se presentan como una rutina cotidiana insostenible. Se han convertido en sus padres, viven una relación que pertenece a la historia de la literatura.
Amores imposibles, amores efímeros, platónicos y reales.
Librados al azar es la ideología familiar la que sostiene ese fracaso, pues nada está programado para la felicidad de cada miembro de la comunidad. La historia no necesita que te apasione tu vida, que te salgan hijos guapos o que te lleves bien con tu pareja.
La mayoría de las personas viven relaciones insatisfactorias, frustrantes o castradoras porque la principal dificultad del hombre, según esos modelos ideológicos, es tolerar las diferencias.
Esa mirada triste del relato de esta vida de pareja es el reflejo de la necesidad de incluir a la pareja en el mundo, porque ya sabemos que las parejas se alejan del mundo y por eso fracasan.
Aprender a conversar, reconocer los propios deseos y la individualidad de cada uno ya es tarea para varios años. Sabemos que el amor es producto efecto de un trabajo. Que el enamoramiento es una locura transitoria. Y que estar enamorado no es amar.
Cada vez que no escuchamos lo que está fuera de nosotros, somos nosotros los que llevamos fuera nuestros prejuicios, opiniones, imposiciones. Así no se puede vivir entre otros, no nos aguanta ni nuestra madre.
En pareja también se enferman las personas, por no poder hablar, por no poder amar, por no poder transformarse.
Me quiere asesinar, me mantiene en palabras anteriores.
Toda pareja está sostenida por palabras.
Hay una ilusión de que la relación se sostiene en la pasión o atracción, en ese “quererse” que tanto llena la boca de las personas. Pero son los hechos los que muestran si dos personas se aman o no.
Las agresiones se producen cuando el amor es posesión. Cuando hay fantasías de poseer a las personas, mostrando que no es una relación actual, sino infantil, sostenida en una idealización que nunca va a poder cristalizarse en realidad.
La terapia de pareja estudia estas situaciones inconscientes que se manifiestan a través de los conflictos, sentimientos, desacuerdos sexuales e infidelidades. Nuestra labor, necesitada por la pareja, también despierta su susceptibilidad, sentimientos de invasión de su intimidad, temor al cambio.
El primer paso es sostenerse en esta incertidumbre de qué va a pasar cuando hablemos, dejar que el terapeuta os guíe en esa angustia inicial ante lo nuevo, porque necesitáis un cambio, estáis aquí para producirlo, es la gran oportunidad de comenzar vuestra verdadera historia de amor.
Amor es libertad, es dar sin pedir nada a cambio, es aceptar que la otra persona puede estar mejor sin mi.