VEJACIÓN Y MALTRATO

VEJACIÓN Y MALTRATO

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Comenzamos la entrada de hoy con un impactante poema de Miguel Oscar Menassa:

ELLA QUERÍA ESO Y YO LE DABA ESO. NI SEMEN, NI SONRISAS, LATIGAZOS

Un día me pidió que la matara
y yo me lo pensé.

Al señor magistrado le podrás decir
que era el primer orgasmo de mi vida
y que esa emoción violenta me mató,
a mí no me lo digas, llévame una flor.

A mí, dame la opulencia de tus manos
pegándome,
abriendo surcos de amor sobre mi piel,
tu distancia viéndome gozar, eso quiero,
las blasfemias al oído para poder llegar:

Puta… Puta… Puta… hoy no te pegaré
y, ahí, comenzaba el gran concierto.

Los ayes de la bestia se tragaban el alma
la moral quedaba arrinconada en la ventana
y la carne en su ética, más allá de mi goce,
imponía la maravilla del dolor, su algarabía.

Un día me pidió que la matara
y yo me lo pensé.

A tus amigos puedes decirles
que no te amaba tanto.
Que me fui con un hombre
que permite el silencio.
Todos los amigos entenderán,
me fui con un hombre,
que amaba, con frenesí,
todos mis defectos.
Nadie preguntará por la que sólo goza
cuando sobre su piel el amor deja huellas
marcas que atestigüen que estuvimos, ahí,
amándonos.

Éramos únicos en esa soledad,
tú, enamorado de mis gritos,
yo, del dolor.

Tu cuerpo no existía,
sólo tu brazo firme
golpeando las nalgas de la muerte.

A tus amigos diles que un día me cansé
de tus modales delicados, de tu timidez,
que yo quería un macho a mi lado,
que me obligara a amar,
que me pegara siempre.

Y tú estabas lleno de palabras,
tu brazo, al pegarme, siempre tembló.

Cuando tu brazo dejó de ser tu brazo
y fue el viento de fuego del desierto,
la helada razón de los glaciares árticos,
ese día gocé,
ese día gocé desde la marca al alma,
ese día el dolor
gozó en mí como nunca.

Hielo sobre fuego y no se derretía.
Era un cristal que atravesaba el fuego
y al chocar con la piel se diluía.
Al recordar,
hielo y fuego eran el mismo sueño.

Quiero que intervenga la justicia,
que se abra un expediente
que se investigue nuestro amor.

¿Quién es el asesino?

Tus manos que apretarán mi cuello
hasta el orgasmo
o la tarde de otoño donde ciegos,
atravesamos las calles del delirio,
donde una gran maldad naciente
me hacía gozar.

¿Quién es el asesino?

Ese pobre hombre sin destino
que sólo desea mi deseo
de morir en sus brazos

o la pequeña mujer
que invade su cerebro
cuando me llama puta.
¿Quién el culpable, quién?

Si cuando su brazo se alzaba
omnipotente contra el mundo,
era la fuerza de su brazo, mi deseo.

Le digo no a la vida para poder amarte,
me hundo entre las piedras amargas
de tus universales reflexiones.

Esquivo bruscamente
caricias comprometedoras
y caigo, infinita,
en mi propia negritud.

Hoy no es el goce el que nos llama.
Hoy es la muerte la que quiere gozar.

¡Pégame!

Soy esa puta
que siempre quisiste maltratar.
La esclava por amor
que siempre ambicionaste.
La mujer extranjera y sin familia
que nadie reclamará.

¡Mátame!

Llénate para siempre de mis gritos
de goce con la muerte.
Toma distancia de nuestro amor
pidiendo piedad
y mátame.
Haz como que juegas con mi cuello
y rómpelo.
Desprecio tu cobardía
tu demencia varonil
y muero sin que me mates,
sin matarme muero.

Siembro en tu vida la duda, la sospecha.
No me has matado, no y, sin embargo,
eres el asesino, el que violó a su víctima
mientras agonizaba.

Escríbeme un poema,
no te olvides.
Dibújame en la cara
una sonrisa eterna.
Pon tersura en mis pechos
y en mis nalgas la salsa de la vida.
No dejes de decir en el poema
que yo, también, te amaba.

A mis mujeres amadas,
a nuestras novias amadas
les dirás toda la verdad:

Un día me pidió que la matara
y la maté.

Y a cada una de ellas, mis amadas,
le hablarás en secreto de nuestro amor
y del grandioso momento de mi muerte.

Ellas se volverán locas
y buscarán el goce del dolor
y tú serás el asesino en serie
que la historia jamás olvidará.

Ten un destino
pégame más fuerte
mátame.

 Del libro “La poesía y yo”, 2002

Aquí puedes ver el vídeo donde trabajé este tema en directo:

Con este poema nos hemos introducido en una realidad vivida por muchos, pero no reconocida por tantos. El psicoanálisis es un instrumento que nos ha podido ilustrar como ninguna otra disciplina, la complejidad de las relaciones humanas y, sobre las tendencias sádicas y masoquistas que hay en nuestro aparato psíquico.

La conciencia de culpabilidad es siempre el factor que transforma el sadismo en masoquismo. A esto hay que sumarle la predisposición sádica despertada en ese sujeto. La tendencia agresiva es una disposición instintiva innata y autónoma del ser humano; además, constituye el mayor obstáculo con que tropieza la cultura.

El masoquismo no es una manifestación instintiva primaria, sino que nace de un retorno del sadismo contra la propia persona, o sea por regresión desde el objeto al yo.

La sexualidad de la mayor parte de los hombres muestra una mezcla de agresión, de tendencia a dominar, cuya significación biológica estará quizá en la necesidad de vencer la resistencia del objeto sexual de un modo distinto a por los actos de cortejo. El sadismo corresponderá entonces a un componente agresivo del instinto sexual exagerado, devenido independiente y colocado en primer término por medio de un desplazamiento.

La pulsión no tiene objeto, bordea el objeto y la satisfacción la encuentra cuando vuelve sobre mí, es decir, que el circuito de la pulsión sale del sujeto, vuelve al sujeto, por eso que Freud cuando habla de la pulsión de ver, habla de la pulsión de mostrarse, y cuando habla del sadismo habla del masoquismo, porque él se había dado cuenta que la pulsión encuentra la satisfacción saliendo del sujeto, dando toda la vuelta alrededor del objeto y volviendo al sujeto.

El sadismo forma parte de toda situación humana, tanto que si no hay expresión del sadismo, sino hay expresión de la pulsión de muerte hay lesión en el sujeto, lesión del aparato, del cuerpo. Una represión demasiado fuerte del instinto de destrucción, de la agresividad, impone al sujeto deformaciones, en algunos casos, altamente graves, como las enfermedades orgánicas, en el sujeto que lleva a cabo esta represión.

La crueldad entra en la escala animal con el hombre. El sadismo ingresa en los eslabones de la cadena animal de Darwin con el ser humano, con el animal que habla y padece la ley del incesto.

En el sadismo aún donde parece que no hay fin sexual, logramos el conocimiento de su esencia y de su relación con el Eros. Pero aun donde aparece sin propósitos sexuales, aun en la más ciega furia destructiva, no se puede dejar de reconocer que su satisfacción se acompaña de extraordinario placer narcisista, pues ofrece al yo la realización de sus más arcaicos deseos de omnipotencia.

PSICOANÁLISIS Y TEORÍA DE LA LIBIDO. SIGMUND FREUD
(Dos artículos de Enciclopedia) 1922(1923]

La evolución de la libido. —El instinto sexual, cuya manifestación dinámica en la vida anímica es lo que denominamos «libido», se compone de instintos parciales, en los cuales puede también descomponerse de nuevo y que sólo paulatinamente van uniéndose para formar determinadas organizaciones. Fuentes de estos instintos parciales son los órganos somáticos, especialmente ciertas zonas erógenas, pero todos los procesos funcionales importantes del soma procuran también aportaciones a la libido. Los diferentes instintos parciales tienden al principio, independientemente unos de otros, a la satisfacción, pero en el curso de la evolución quedan cada vez más sintetizados y centrados. El primer estadio de la organización (pregenital) de la libido es el oral, en el cual, correlativamente al interés capital del niño de pecho, es la zona bucal la que desempeña el papel principal. A continuación viene la organización sádico-anal, en la cual resaltan especialmente el instinto parcial del sadismo y la zona anal; la diferencia de los sexos es representada en esta fase por la antítesis de actividad y pasividad. El último y definitivo estadio de organización es la síntesis de la mayoría de los instintos parciales bajo la primacía de las zonas genitales. Esta evolución se desarrolla generalmente con gran rapidez y discreción, pero partes aisladas de los instintos permanecen detenidas en los estados previos al desenlace final y producen así las fijaciones de la libido, muy importantes como disposiciones a ulteriores transgresiones de las tendencias reprimidas y que integran una determinada relación con el desarrollo de ulterior neurosis y perversiones (véase, más adelante, «Teoría de la libido»).


Otro interesante material nos lo aporta un artículo de la Dra. Alejandra Menassa de Lucia:

No es cualquier hombre el que ejerce el maltrato sobre cualquier mujer, sino que es el marido, novio, exmarido, exnovio, es decir, un hombre que ha mantenido (o mantiene) una relación amorosa con la víctima, una relación familiar, el implicado en el maltrato.

Es decir, no es un maltrato de hombres sobre mujeres, sino de parejas sobre su partenaire. Insistimos en esto, porque hay una tendencia a equiparar hombre con maltratador y mujer con víctima, y es obvio que no todos los hombres son maltratadores ni todas las mujeres víctimas.
Maltrato familiar sería aquel infringido en el seno de una relación de pareja, independientemente del tipo de la misma. Frecuentemente el maltrato se agrava cuando la relación por parte de uno de los miembros, generalmente la mujer, se “rompe”. Estas relaciones de pareja, son usualmente interpretadas por el agresor como relaciones de pertenencia.
Hoy en día sigue habiendo esclavos, no sólo en los regimenes laborales, sino también en las relaciones maritales. Es decir, que aunque como hecho social se haya abolido la esclavitud, en la manera de pensar las relaciones de muchos, sigue viva.

Posesividad. Hay muchos hombres que piensan que la mujer con la que están casados, o con la que conviven, es suya, les pertenece, igual que si fuera una cosa, un objeto. Y la situación es aún más grave, ya que también hay muchas mujeres hoy día que siguen pensando que pertenecen a sus maridos. Una mujer que sabe que es libre, que no pertenece a ninguna persona en concreto, es muy difícil que caiga en una situación de maltrato mantenida.

Para el Psicoanálisis, no hay relación de objeto armónica. El objeto genital, la ilusión de una” pareja perfecta” parte de una particular interpretación del mito de Aristófanes (que Platón recoge en el diálogo “El banquete”), del cual se desprende la idea de la “media naranja”. Según este autor, habría existido un ser completo, esférico, que poseía los dos sexos. Este ser habría sufrido una escisión, y desde aquél momento, una mitad busca afanosamente a la otra.

En todos los tiempos, la concepción que el hombre ha tenido del amor ha sido resultado de una escritura. La dama, la mujer del amor cortés fue una producción de los trovadores. Es esa dama inmóvil, congelada, inerte, cuyo único propósito es dejarse amar, ser adorada, ser objeto de amor del otro. Mujer objeto.

Podemos decir que una actitud machista es aquella que discrimina a la mujer, la menosprecia, o la considera inferior al hombre, pero también hay machismo en otras actitudes, disfrazadas de proteccionismo, por ejemplo: antes del siglo XIX, se impedía a las mujeres ejercer la Medicina, escudándose en que ellas eran más débiles y por ende más susceptibles a las infecciones, motivo por el cual no debían ejercer esta carrera, en pos de proteger su salud.

Lo femenino, y con ello la aceptación de la diferencia, es la última construcción de cada sujeto. ¿Por qué iba a ser diferente para la Historia de la Humanidad? También pensar lo femenino llevó y lleva su tiempo, porque no es algo que se haya concluido ni mucho menos.
Siempre hubo hombres adelantados a su tiempo, p. ej. Averroes, fiel seguidor en todo punto de las doctrinas de Aristóteles, difirió de él en su concepción sobre la inferioridad de la mujer. Fue quizás uno de los primeros pensadores que escribió sobre la “igualdad de valor de hombres y mujeres”.

Con respecto al fundamento inconsciente de los actos humanos, recordar que según Hopkins, reconocidísima experta en genética del cáncer, y una activista contra la discriminación en ciencia, hay ciertas actitudes machistas de un calado tan profundo, que no son identificadas ni por las que lo sufren, ni por los que lo ejercen, ella las denomina machismo inconsciente.

Machistas inconscientes podríamos decir que de alguna manera y en alguna medida, somos todos, porque todos, tanto hombres como mujeres, pasamos por un momento de menosprecio de lo femenino, Freud nos lo interpreta, para que podamos otra cosa, para que podamos sobreponernos como hombres y mujeres a ese menosprecio.

Freud señaló las diferencias sexuales, postuló que las diferencias anatómicas no eran las únicas existentes entre hombres y mujeres, después toda una corriente conocida como feminismo de las diferencias, apuntó hacia esta aseveración de Freud, pero diferente no es peor o inferior, es simplemente diferente. Tampoco todos los hombres son iguales entre sí ni todas las mujeres entre ellas, incluso un hombre, una mujer, son diferentes de sí mismos según sus circunstancias. Por lo que se debe luchar, como insiste Friedan en su Mística de la Feminidad es porque esa desigualdad no se traduzca en una desigualdad laboral, económica, de acceso a la formación, etc. Si se trata de lograr alguna igualdad es la de la equiparación de los salarios.

Todos somos machistas, tenemos prejuicios arraigados contra la feminidad, si queremos ser otra cosa, tendremos que hacernos cultos. Se dice que detrás de cada hombre, siempre hay una mujer y es verdad: la madre. El machismo es debido al desprestigio de la madre en la constitución sexual infantil, con ella quedan desprestigiadas todas las mujeres.

El machismo es la vigencia de la sexualidad infantil en el adulto, se trate de un hombre machista o de una mujer machista. Además del machismo, del desprecio a lo femenino, deben existir otros condicionantes de la violencia.
Recogimos testimonios de mujeres maltratadas durante nuestra labor analítica, estas frases están tomadas de ellos:

1) Una mujer que finalmente, después de 30 años de maltrato físico y psicológico, denuncia al marido y después dice: “No le denuncié antes porque le quiero, y le sigo queriendo”

2) Otra mujer después de ser golpeada, denuncia a su pareja y días después acude a retirar la denuncia, cuando el abogado le pregunta porqué lo hace, niega los hechos y más tarde nos dice que ha retirado la denuncia porque lo ama.

Llamaría la atención de cualquiera esta persistencia del amor a pesar del trato vejatorio que reciben.

Con respecto al amor, hay dos tipos de elección de objeto amoroso. Una forma narcisista, en la que se elige según la propia imagen de uno, y otra forma de apoyo o anaclítica, en la que se elige según modelos parentales (un hombre o una mujer que le recuerda al sujeto a su madre o a su padre) Podíamos decir que en estos dos ejemplos, el amor que profesan a sus parejas, es un amor narcisista, ellas no aman, sino que necesitan ser amadas. Se quedan con ellos por miedo a perder el amor. Lo aman en la medida en que sienten que él las ama.

Volviendo a la posición de objeto que la mujer toma a veces en una relación, tenemos que tener en cuenta que eso es un reducto histórico, a ella le resulta más fácil mantener esa posición que adquirir una posición de sujeto, de amante en lugar de amada. Poder expresarse en su singularidad en lugar de en función de su pareja.

Por parte de ellos, para maltratar física o psíquicamente a una mujer hay que tener sobre ella un sentimiento de propiedad. Aquí entra el problema de los celos, que es un desencadenante del maltrato en muchos casos, para sentir celos del otro, hay que tener un sentimiento de propiedad sobre el otro.

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