POEMA PARA CUMPLIR 44 AÑOS
POEMA PARA CUMPLIR 44 AÑOS
29 de diciembre de 2021
POEMA PARA CUMPLIR 44 AÑOS
Mañana será lunes y no será ni húmedo ni seco,
no será en ciudad agrietada o desvalida,
su aurora me persigue en monótonas oscuridades hambrientas.
Devorando el húmedo panal aún permitido,
paseo las horas, deduzco los pisos de esa tarta que distingo,
¿qué se inscribe, qué palpita en mi roca?
Goteo puntos suspensivos,
la voz se pone ronca y ahuyenta algún fantasma,
¿será cobarde querer quedarse sola con mi dama?
El año mengua y yo sumo las cifras,
¿sabrá el reloj que pesan las agujas?
Adentro tejo mi propio cuento de escalar pendientes.
Mi mano asesina de palabras se entretiene en la flor pisoteada,
¿me dejará tocarla en algún espejo?
Ha vuelto a ser lunes.
Escucho al zorzal venido desde lejos,
muerdo su oleaje de plumas ,
su pico agudo y lisonjero, camuflaje de rima.
Ahora ave, me abro de par en par
y vuelo para alcanzarte.
Estás once pisos más arriba, esbelta desnudez de puma,
con dientes en la frente, con ojos en las nubes.
Con precisos movimientos agitas los trigales,
mi más hermosa espiga del estío.
Vuelo con placidez esquiva,
el jugo de noblezas también se agria en el viaje.
Hermosa, amando las amarras recogidas,
sigo cuando la lluvia amaina.
Aquí, como una noche en la acera,
recorriendo luces en secreto,
como verde transeúnte,
la escalera, el trapo, la mesa alargada,
algún saco de pólvora, un ejército de enanos,
giro, lavando oscuridades,
ya rendida con hambre de segundos.
Me levanto para encontrarte,
húmeda con tu rosal de pueblo,
con aire de domingo y relieve de fuego.
¿Dónde estarás muñeca sin vestidos?
Ahora juegas con provocaciones de ojos,
derritiéndote en la boca del volcán,
cayendo sin fin dentro de otro pozo
con tu fulgor de oro ardiente.
Abro algún resquicio,
el que espera no es un loco con bocina,
tiembla el techo para ponerse en fila.
Aquí estás, edad intermedia de renglones,
dibujando un rostro cambiante,
rizos que abrigan este 44 tan frío.
Encerrada en mi celda miro el cielo sin paredes
agarrada a esta máquina de fabricar destinos.
Helena Trujillo
