PERDONAR
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PERDONAR
EVGUENI EVTUCHENKO Siberia, 1933
SIEMPRE SE ENCONTRARÁ
Siempre se encontrará una mano de mujer
que, fresca y leve,
compadeciéndote, con un poco de amor,
como a un hermano te consuele.
Siempre se encontrará un hombro de mujer
para tu respirar acalorado,
donde, apoyando tu cabeza loca,
confiar puedas tu rebelde sueño.
Siempre se encontrarán unos ojos de mujer
que al ver tu sufrimiento,
te calmen el dolor
o un poco del dolor al menos.
Pero hay una mano de mujer
dulce como ninguna
cuando la frente atormentada toca
como la eternidad, como el destino.
Pero hay un hombro de mujer
que, sin saber por qué, se ha dado a ti,
y no por una noche, sino para siempre,
y hace ya mucho tiempo que lo comprendiste.
Pero hay unos ojos de mujer
que siempre miran con tristeza:
los ojos que serán, mientras tú vivas,
los ojos de tu amor y tu conciencia.
Y tú vives, a pesar de todo,
pero esa mano sólo no es bastante
para ti, ni ese hombro, ni esos ojos sagrados,
a los que tantas veces traicionaste.
Y al fin llega el castigo para ti.
“¡Traidor!”, te abofetea la lluvia.
“¡Traidor!”, las ramas te fustigan en la cara.
“¡Traidor!”, resuena por el bosque el eco.
Te agitas, te atormentas, te entristeces.
Ni siquiera tú mismo puedes perdonarte.
Sólo esa mano transparente te perdonará
aunque la ofensa es grave.
Sólo ese hombro cansado
te ha de perdonar, ahora y siempre.
Sólo esos ojos tristes
perdonarán lo que perdón no tiene.
VER EL VÍDEO DONDE HABLAMOS DEL PERDÓN
¿Acaso hay amor entre los hombres? Esos que golpean, esos que matan, esos que no dejan nacer a los niños, los que someten, los que prometen y no cumplen. ¿Acaso hay amor, queda algo de amor? Aquí, entre mis manos, ¿hay lugar para acogerte ya vencido? ¿Existiríamos si fueramos tan despiadados como podemos llegar a ser?
La crueldad y el odio existen, son tentadoras marcas de nuestro origen, pero también en él está, desde el principio, la posibilidad de renunciar al golpe, de tomarte de la mano para que caminemos juntos y podamos algo más que la soledad. Así nos unimos en grupos, familias, sociedades, culturas que fueron limitando las pasiones más viles que atentan con ese nexo que nos une y que se llama libido. Así podré odiarte, ¡pero cómo te amo!
Aunque seamos burdos y ególatras, también tenemos la hermosura de las buenas acciones, la generosidad de transmitir a otros lo aprendido, de no comernos todo y compartir el pedazo de carne, aunque sepamos que la decepción siempre acompaña las buenas conductas. El pago es otro, no se consigue ahí donde haces la buena acción, es a un nivel más íntimo.
Tenemos que hacernos responsables de lo que hacemos, ¿por qué? Porque lo has hecho, porque pasó en tu vida. Si antes eras rico y ahora eres pobre, eres capaz de atribuírselo a cualquier otro. No, quisiste ser rico y fuiste rico, quisiste ser pobre y eres pobre y, además, con el encanto del inconsciente que no te deja saber lo que realmente quieres. Por eso se necesita el psicoanálisis, para que el sujeto vaya construyendo un discurso que le permita vivir como él ambiciona.
Hemos de aceptar lo peor y lo mejor que hacemos, los errores van a producirse en el camino de la acción, no pueden evitarse, pero pueden corregirse una vez reconocidos. ¿Perdonar? ¿Tengo el poder de perdonarte? El perdón no cambia el pasado; pero sí el futuro. No alimentes las malas pasiones, no hagas caso a las ideas que obstaculizan tu paso, cuando haces tú eres tu mayor enemigo, no reproches a los demás, también tú eres tu aliado y tu enemigo. Perdónate tus errores y continúa. Perdona sus errores y muéstrales la enseñanza, el triunfo es permanecer. Ama. Un amor que trasciende el paso de los años, se prodiga y se dispone a perdonar para seguir amando.
Hay quienes por no perdonar y olvidar, vagan solitarios con su bandera de justicia, su firme ideal, otros claudican en el suicidio, si no es como yo quiero, directamente no soy. ¡Quiero que todo sea como yo quiero! Acaso tú no eres también un vil humano.
Todo en el sujeto está hecho para no ir más allá del principio del placer, para no gozar demasiado, ni siquiera penar demasiado. Sabemos castigar pero no sabemos perdonar, sabemos enfermar pero no estamos dispuestos a mantener la salud. Hay que ajustar las tuercas, hay que trabajar para aprender a ser entre otros.
Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Facundo Cabral (1937 – 2011), cantautor argentino.
Con la venganza uno se iguala a su enemigo; con el perdón se muestra superior a él. Francis Bacon (1561 – 1626), filósofo y político inglésFRANCISCO URONDO Argentina, 1930
B.A. ARGENTINE (fragmento)
…
por olvidarla fácilmente
y confundirla
por una torpeza inútil o por pereza o por falta de volundad
o cansancio
o por designio o fatalidad o capricho de este mundo
donde no hay un momento para ganar
ni nada bueno que perder
ni tiempo de darse cuenta de los vientos que soplan
esperábamos otra cosa de los aires del mundo
que un milagro impusiera un nuevo destino
un destino que no ganamos que no pudo correspondernos
toda la noche pasó sobre nosotros
sin que ella llegara
desfalleció el champagne
evaporándose con las notas de la última balalaika
sobre la calle brilló una luz imprecisa
con el estallido del póstumo souvenir
su ausencia era leve
un departamento dejaba filtrar
un pálido resplandor
y toda suposición fue posible
y el mundo se rehizo sin lamentos
de sus propios despojos
se inventaron los-sueños-dorados
entre las perfumadas basuras
de la calle donde estuvimos esperando
voló por los aires
un camisón perfectamente frágil y rosado
voló como un hada protectora
a la hora triste y perfecta de la tarde
es éste un país en el cual se fornica a toda hora
en la hora de la serenidad y en la del peligro
se fornica con esposas propias y ajenas
con parientes
en grupos de toda edad
hombres entre sí mujeres entre ellas
fornican como pueden en este país
en este país se fornica sin alegría
no se ama como uno quisiera
en este país estamos muy tristes
nos ha ocurrido una desgracia
y ahora no hay sosiego en el corazón desorientado
y se tiene miedo
y todos quisieran abandonarse
y claman por una tregua
y no pueden amar como soñaron
ni reconocer que otros vendrán
sin nuestro señorío sin nuestra incapacidad
un camisón puro y eterno
se nos escapa siempre de las manos
se nos vuela
y ahora sentimos el luto de las mujeres
ocultas para sufrir su dolor inexcusable
una lengua rosada
se introduce en un rosado orificio
y se conmueve una pálida noche sin horizontes
¡Contra la injusticia y la impunidad! Ni perdón ni olvido.
Bertolt Brecht (1898 – 1956), dramaturgo y poeta alemán.